La cocina salvavidas
Seguro que a ti también te ha pasado … Después de estar toda la tarde pegado a la cocina, pelando, sofriendo, removiendo y rectificando de sal y pimienta, te encuentras que en la cazuela tienes algo reseca como una suela de zapato, o tan espesa que se engancha al bote. Entonces, te miras lo que esperabas que fuera la cena y miras la foto de la receta … y no puedes evitar preguntarte por qué se parecen como un huevo y una castaña. Y aquí estás tú: cansado, con la autoestima culinaria por tierra y unos invitados que ya deben estar viniendo. En “La cocina salvavidas” encontrarás recetas con ingredientes que encontrarás en el mercado o en el súper de al lado de casa y con unas explicaciones tan claras que no dejarán lugar a duda porque no hemos venido a este mundo a sufrir … y menos por una lubina!
La cocina te da juego
Lo más difícil de este libro es elegir una receta. El resto será un juego. Recuerde que tiempo atrás, bien pequeños, os lo pasabais en grande jugando a cocinitas? ¿Qué ha cambiado desde entonces? Bueno, no nos engañemos, algunas cosas sí han cambiado, pero fundamentalmente lo que pasa es que ahora todo lo tenemos que hacer muy deprisa y, antes de empezar, ya pensamos que será complicado, aburrido y, en definitiva, a saber que saldrá. Lo más sorprendente, sin embargo, es que en la cocina todo es más sencillo de lo que pensamos. Sin ingredientes extraños ni operaciones complejas se pueden obtener unos resultados que sorprenderán a todos. Y a nosotros mismos más que a nadie.
Cocinar sin agobiarse
El 99% de la población quisiera tener más tiempo para cocinar. El 1% restante ya conoce Mireia Carbó. Digámoslo claro: tienes poco tiempo y no tienes ninguna intención de pasar lo que te queda de tarde encerrado en la cocina … Pero esta semana has ido de cabeza y has comido fatal. Te apetece sentarse a la mesa tranquilamente con los tuyos, y saborear algo bueno de verdad, pero sin inquietarse, sin preocuparse, sin perder horas y horas vigilando si arranca o no a hervir, y luego más horas aún limpiando aquella costra quemada que siempre te queda en el fondo de las cacerolas … O sea, que tienes un problema que te parece irresoluble … pero que lo dejará de ser cuando descubras “Cocinar sin agobiarse”.